Mi
nombre es Mar, y a continuación os voy a contar lo mejor que me ha
pasado en la vida y ...lo peor.
Todo
empieza un 30 de mayo en que yo y Víctor, mi pareja, decidimos ir al
cine. No recuerdo muy bien porqué, pero de vuelta a su casa
empezamos a discutir, espero que fuese algo importante. Lo recuerdo
muy furioso y sé que se giró para mirarme y nos iluminó una
potente luz. No me dio tiempo a girar la vista, nos mirábamos
intensamente y... Un enorme tráiler chocó contra nosotros.
Cuando
desperté estaba en el hospital, lo primero que hice fue preguntar a
la enfermera por mi novio. No quería decírmelo, pero tampoco hizo
falta, había muerto. En ese momento quedé mentalmente sorda. No oía
nada de las explicaciones de la enfermera, entonces, comencé a
llorar desconsoladamente. ¿Qué iba a ser de mí sin él? Le quería
muchísimo. ¿Por qué discutíamos? ¿Por qué nuestra última
conversación fue gritarnos el uno al otro? ¿Fue esa discusión la
causante de ese gran accidente? ¿Acabó con alguna vida más?
Algunas de esas preguntas quedarían por siempre jamás sin respuesta
alguna.
Tenía
que quedarme en observación unos cuantos días más, no quería
comer ni beber, nada tenía sentido. Mis padres y el resto de mi
familia no podían venir a visitarme porque estaban de viaje y nadie
había podido contactar con ellos. Ya me preocuparía en otro momento
de llamarles y contarles la fatalidad.
Mientras
pensaba en todo eso alguien tocó a la puerta de mi habitación. Era
un desconocido, debía tener mi edad y más o menos mi estatura,
tenía un cuerpo bastante atlético, diría que de nadador por su
ancha espalda, sus ojos eran penetrantes pero dulces, y sus labios
dejaban ver la sonrisa más encantadora que jamás había visto.
Hubiese jurado que me había muerto porque sin duda estaba viendo a
un ángel.
Quedé
más embobada que de costumbre y el joven me pedía perdón porque se
había equivocado de habitación, buscaba a su hermano pequeño,
preguntó por mi situación y parecía muy atento y amable.
Los
días que siguieron me trajo flores y algún detalle más y se
quedaba conmigo todo el tiempo que podía, me hacía sentir viva.
Entonces me di cuenta de que ni siquiera le había preguntado por su
hermano, el cual hacía ya varios días que se encontraba a salvo en
casa, sólo había sufrido una pequeña contusión a causa de un
golpe en la cabeza en un partido de baloncesto, así que si venía
cada día era única y exclusivamente por mí. Yo me estaba
enamorando y parecía que lo nuestro podía funcionar.
Entonces
iniciamos una relación en la cual me sentía plenamente feliz. Todo
iba viento en popa, se mudó a mi piso y empezamos a ahorrar para
comprar una nueva y bonita casa. Pero algo empezó a ir mal, el piso
en el que vivíamos era en el que yo había compartido tantos
momentos, buenos y malos, con Víctor y aunque vivir allí no parecía
importarle a Marcos, mi nueva pareja, a mi me empezó a incomodar.
Tenía
un cajón con mis recuerdos de Víctor, y un día cualquiera lo abrí
por casualidad y me sentí observada por todas las imágenes. En
ellas Víctor parecía cambiar la expresión, de una sonrisa a una
intensa mirada de aviso, como si no quisiera que siguiera con Marcos.
De
momento no le dije nada a este, pero la cosa empeoró. Me estaba
duchando y al secarme vi en el espejo lleno de vaho algo escrito:
Te
quiero
Víctor
Entonces
empecé a chillar y a llorar desconsoladamente y Marcos acudió a mí
rápidamente. Y vio aquello. Se disgustó un poco al ver que no se lo
había dicho antes.
Fuimos
al psicólogo, el cual nos dijo que era algo normal en mi, ya que
para mí había sido una gran pérdida y mi subconsciente podía
crear esa clase de cosas, pero no se explicó que Marcos también lo
viera. Dedujo que yo misma lo había escrito inconscientemente, pero
yo estaba segura de que no había sido así. Lo único que me
consolaba era que Marcos confiaba en mí, y eso era lo único
realmente importante; así que dejamos de acudir a aquel hombre, y
deseamos que todo pasara.
No
sucedió nada importante en las semanas venideras, sólo que me
despertaba a media noche asustada y chillando y eso preocupaba mucho
a Marcos.
Entonces,
un sábado por la tarde decidimos mirar una película. De repente se
cortó la imagen y empezaron a aparecer imágenes de los viajes que
realizamos juntos yo y Víctor y sonó nuestra canción ''Wherever
you will go'' (donde quiera que vayas) de ''The Calling''; yo quedé
petrificada, y cuando mi cuerpo me lo permitió me giré hacia
Marcos, que de repente era Víctor y me caí del sofá. Entonces vi a
Marcos sobre mí ayudándome a levantar del suelo. Él también había
visto lo ocurrido en el televisor. No sabíamos qué hacer.
No tuve
apetito para cenar y Marcos tampoco. Fuimos a la cama muy pronto y
nos sentamos a charlar; se quedó a mi lado despierto hasta que
conseguí conciliar el sueño. Entonces oí un ruido, la puerta del
aseo de la habitación se abrió y vi aparecer a Víctor, le grité
que se marchase pero estaba allí de pie con una cara inexpresiva. Mi
grito despertó a Marcos el cual también quedó inexpresivo pero
tuvo coraje para dirigirse a Víctor y explicarle lo incómoda que
resultaba la situación con él apareciendo y desapareciendo. Cuando
Marcos acabó su explicación, vino a mi lado y los dos miramos
fijamente a Víctor esperando a que respondiera o a que se marchase.
Entonces pasó lo inesperado; me dijo que me quería muchísimo y que
necesitaba mi perdón, imagino que por la discusión, para poder
marchar tranquilo, y a Marcos le dijo que sentía mucho su
comportamiento hacia nuestra relación.
Marcos
también lo perdonó y le prometió cuidar de mí y no hacerme daño
nunca. Entonces Víctor nos sonrió y la habitación se heló y se
iluminó, y todo se hubo acabado para siempre.
Años
más tardé yo y Marcos nos casamos y fuimos muy felices. Tuvimos un
hijo, al que llamamos Víctor.
Entonces
un día decidí abrir ese cajón dedicado a Víctor en el que las
fotografías que me habían aterrado tanto un día ahora me producían
una enorme satisfacción al ver que en ellas Víctor no aparecía ni
sonriendo ni serio, sino que aparecía iluminado por una enorme
alegría al ver que había cuidado de mí y que yo era feliz.
Telluna.