martes, 19 de junio de 2012

NO APAREZCAS


Mi nombre es Mar, y a continuación os voy a contar lo mejor que me ha pasado en la vida y ...lo peor.
Todo empieza un 30 de mayo en que yo y Víctor, mi pareja, decidimos ir al cine. No recuerdo muy bien porqué, pero de vuelta a su casa empezamos a discutir, espero que fuese algo importante. Lo recuerdo muy furioso y sé que se giró para mirarme y nos iluminó una potente luz. No me dio tiempo a girar la vista, nos mirábamos intensamente y... Un enorme tráiler chocó contra nosotros.
Cuando desperté estaba en el hospital, lo primero que hice fue preguntar a la enfermera por mi novio. No quería decírmelo, pero tampoco hizo falta, había muerto. En ese momento quedé mentalmente sorda. No oía nada de las explicaciones de la enfermera, entonces, comencé a llorar desconsoladamente. ¿Qué iba a ser de mí sin él? Le quería muchísimo. ¿Por qué discutíamos? ¿Por qué nuestra última conversación fue gritarnos el uno al otro? ¿Fue esa discusión la causante de ese gran accidente? ¿Acabó con alguna vida más? Algunas de esas preguntas quedarían por siempre jamás sin respuesta alguna.
Tenía que quedarme en observación unos cuantos días más, no quería comer ni beber, nada tenía sentido. Mis padres y el resto de mi familia no podían venir a visitarme porque estaban de viaje y nadie había podido contactar con ellos. Ya me preocuparía en otro momento de llamarles y contarles la fatalidad.
Mientras pensaba en todo eso alguien tocó a la puerta de mi habitación. Era un desconocido, debía tener mi edad y más o menos mi estatura, tenía un cuerpo bastante atlético, diría que de nadador por su ancha espalda, sus ojos eran penetrantes pero dulces, y sus labios dejaban ver la sonrisa más encantadora que jamás había visto. Hubiese jurado que me había muerto porque sin duda estaba viendo a un ángel.
Quedé más embobada que de costumbre y el joven me pedía perdón porque se había equivocado de habitación, buscaba a su hermano pequeño, preguntó por mi situación y parecía muy atento y amable.
Los días que siguieron me trajo flores y algún detalle más y se quedaba conmigo todo el tiempo que podía, me hacía sentir viva. Entonces me di cuenta de que ni siquiera le había preguntado por su hermano, el cual hacía ya varios días que se encontraba a salvo en casa, sólo había sufrido una pequeña contusión a causa de un golpe en la cabeza en un partido de baloncesto, así que si venía cada día era única y exclusivamente por mí. Yo me estaba enamorando y parecía que lo nuestro podía funcionar.
Entonces iniciamos una relación en la cual me sentía plenamente feliz. Todo iba viento en popa, se mudó a mi piso y empezamos a ahorrar para comprar una nueva y bonita casa. Pero algo empezó a ir mal, el piso en el que vivíamos era en el que yo había compartido tantos momentos, buenos y malos, con Víctor y aunque vivir allí no parecía importarle a Marcos, mi nueva pareja, a mi me empezó a incomodar.
Tenía un cajón con mis recuerdos de Víctor, y un día cualquiera lo abrí por casualidad y me sentí observada por todas las imágenes. En ellas Víctor parecía cambiar la expresión, de una sonrisa a una intensa mirada de aviso, como si no quisiera que siguiera con Marcos.
De momento no le dije nada a este, pero la cosa empeoró. Me estaba duchando y al secarme vi en el espejo lleno de vaho algo escrito:
Te quiero
Víctor

Entonces empecé a chillar y a llorar desconsoladamente y Marcos acudió a mí rápidamente. Y vio aquello. Se disgustó un poco al ver que no se lo había dicho antes.
Fuimos al psicólogo, el cual nos dijo que era algo normal en mi, ya que para mí había sido una gran pérdida y mi subconsciente podía crear esa clase de cosas, pero no se explicó que Marcos también lo viera. Dedujo que yo misma lo había escrito inconscientemente, pero yo estaba segura de que no había sido así. Lo único que me consolaba era que Marcos confiaba en mí, y eso era lo único realmente importante; así que dejamos de acudir a aquel hombre, y deseamos que todo pasara.
No sucedió nada importante en las semanas venideras, sólo que me despertaba a media noche asustada y chillando y eso preocupaba mucho a Marcos.
Entonces, un sábado por la tarde decidimos mirar una película. De repente se cortó la imagen y empezaron a aparecer imágenes de los viajes que realizamos juntos yo y Víctor y sonó nuestra canción ''Wherever you will go'' (donde quiera que vayas) de ''The Calling''; yo quedé petrificada, y cuando mi cuerpo me lo permitió me giré hacia Marcos, que de repente era Víctor y me caí del sofá. Entonces vi a Marcos sobre mí ayudándome a levantar del suelo. Él también había visto lo ocurrido en el televisor. No sabíamos qué hacer.
No tuve apetito para cenar y Marcos tampoco. Fuimos a la cama muy pronto y nos sentamos a charlar; se quedó a mi lado despierto hasta que conseguí conciliar el sueño. Entonces oí un ruido, la puerta del aseo de la habitación se abrió y vi aparecer a Víctor, le grité que se marchase pero estaba allí de pie con una cara inexpresiva. Mi grito despertó a Marcos el cual también quedó inexpresivo pero tuvo coraje para dirigirse a Víctor y explicarle lo incómoda que resultaba la situación con él apareciendo y desapareciendo. Cuando Marcos acabó su explicación, vino a mi lado y los dos miramos fijamente a Víctor esperando a que respondiera o a que se marchase. Entonces pasó lo inesperado; me dijo que me quería muchísimo y que necesitaba mi perdón, imagino que por la discusión, para poder marchar tranquilo, y a Marcos le dijo que sentía mucho su comportamiento hacia nuestra relación.
Marcos también lo perdonó y le prometió cuidar de mí y no hacerme daño nunca. Entonces Víctor nos sonrió y la habitación se heló y se iluminó, y todo se hubo acabado para siempre.
Años más tardé yo y Marcos nos casamos y fuimos muy felices. Tuvimos un hijo, al que llamamos Víctor.
Entonces un día decidí abrir ese cajón dedicado a Víctor en el que las fotografías que me habían aterrado tanto un día ahora me producían una enorme satisfacción al ver que en ellas Víctor no aparecía ni sonriendo ni serio, sino que aparecía iluminado por una enorme alegría al ver que había cuidado de mí y que yo era feliz.


Telluna.

GOTHÉLTIC




Lejos, muy lejos de la Tierra existía un lugar llamado Gothéltic. Los habitantes de éste habían temido en los últimos años la llegada de Jinx y su ejército. Cuando aparecía por allí robaba todo lo que podía y mataba a muchos habitantes. Luego se volvían a su escondite, nadie sabía dónde era, tampoco se le había ocurrido a ningún gothéltico seguir a Jinx y compañía después de una guerra para ver a dónde se iban. 
Ra era un gothéltico, pero él desconocía ese dato. Sus padres lo enviaron a la Tierra al nacer, no querían ese tipo de vida para un príncipe. Sus padres eran los reyes de Gothéltic. Sus nombres eran Céltic y Góthel. 
Ra llevaba una vida normal, era bellísimo, moreno con flequillo de punta, ojos enormes de color miel, altura media, perfecto. Estudiaba  para ser bombero, ya que, como a todos los gothélticos era muy hábil y fuerte y le encantaba ayudar a los demás. 
Ra siempre había querido practicar capoeira pero nunca se había podido permitir pagar para ir a clases ya que siempre había vivido en un orfanato hasta que  cumplió los dieciocho. Pero empezó a salir con una chica, era su primer amor, su nombre era Rea. Ella era morena de pelo largo, piel pálida, ojos grandes, marrones y verdes y era muy buena persona. Para su  cumpleaños lo apuntó a un gimnasio para que pudiesen ir juntos a clases de capoeira, y para sorpresa del profesor se les daba como si hubiesen practicado toda su vida, desconocían la razon por la cual sucedía eso. Rea vivía con su madre en un apartamento de Londres. Pero quería mudarse con Ra, ya que Ra debía encontrar un trabajo e irse del orfanato porque ya era mayor de edad. Ella quería ser profesora de educación primaria, como su madre.
Todo les fue bien, en poco tiempo vivieron juntos y estudiaban y trabajaban de camareros en el mismo restaurante.  
Entonces el día que celebraban que llevaban un año juntos se dieron un baño con petalos de rosa etc. Al enjabonarse se dieron cuenta de algo. Ra tenía dos marcas bastante grandes y extrañas en mitad de la  espalda de color azul, una al lado de la otra, y Rea una no tan grande color morado en la parte izquierda a media espalda también. No le dieron mucha importancia, creían que eran golpes. Disfrutaron de la noche como se merecían. Pero a medida que pasaron los días esas marcas se iban haciendo mas grandes y cogían forma.
Rea se lo enseñó a su madre y ésta reaccionó un tanto extraña. Dijo que no podía ser y eso asustó  a Rea. Entonces, al ver que su madre no les contaría nada decidieron investigar por ellos mimos. Buscaron en bibliotecas, en Google, por todas partes. La madre de Rea al ver la desesperación de esos pobres jovencitos decidió contarles toda la historia. 
Empezó por el principio. La historia empezaba un sábado noche, Silvermoon, que era el nombre de la madre, salió esa noche con sus amigas, y mientras bailaba una canción que le encantaba se percató de que un hombre la observaba muy sensualmente, llamándola con la mirada, ella fue bailando hacia ese hombre tan atractivo y pasaron la noche juntos, al desnudarse se dio cuenta  de que el hombre tenía dos enormes alas en la espalda de color negro, como sus ojos, Silvermoon creyó que eran tatuajes pero no era así, eran alas de verdad. Él le contó que procedía de un lugar distinto al suyo y que quería que ella fuera con él. Pero Silvermoon no le creyó, pensó que estaba ebrio, aunque ese hombre tenía más razón que un santo. Él, disgustado por el despecho, se volvió a Gothéltic, e hizo el mal para siempre, él era Jinx. Esa noche que pasaron juntos concebieron a Rea.  Al ser gothéltica sólo por parte de padre, le salía una sóla ala.
Pero por desgracia, Silvermoon desconocía el orígen de Ra. Así que decidieron ir los tres en busca de ese lugar tan inquietante. Silvermoon recordaba que Jinx le dijo que la estaría esperando en una sala de un museo a las 12 de la noche. Fueron allí. Era una sala con un solo cuadro, enorme, en el cuadro aparecía el sistema solar. A las 12 en punto el cuadro empezó a brillar y se adentraron en él. En siete segundos se encontraban en un precioso bosque. 
Empezaron a andar pero sólo veían preciosas plantas. Entonces  a Ra se le ocurrió mirar hacia arriba, el cielo era de mil colores y en lo alto de los árboles, que medían como poco 20 metros, estaba el pueblo. Tuvieron que idear una escalera tallada en el árbol para ir subiendo. Tanta suerte que Rea y Ra estaban hechos para eso, Ra ayudaba a  Silvermoon en lo que necesitaba. 
Al encontrarse arriba lo vieron todo destrozado, había fuego, personas volando y corriendo. Era un desastre. Vieron  a una mujer en el suelo llorando, a la que pidieron qué estaba ocurriendo, la mujer  sólo pudo decir Celtic y Jinx. Entonces a Silvermoon le empezó a faltar el aire, y menos mal que vino un hombre llamado Drizzt y les anunció que los humanos deben comer una planta para poder respirar durante más de una hora. Fue él mismo a buscársela. Silvermoon se quedó con ese hombre ya que no se encontraba muy bien, y  Rea y Ra fueron juntos en busca de más pruebas. Encontraron a un joven, que parecía simpático y mantenía la calma, éste les dijo que el rey y la reina habían muerto y que por eso estaba todo el mundo aterrorizado. Entonces este joven les pidió quiénes eran, ellos le dijeron lo de las alas que parecían tatuajes sobre la piel, y se las enseñaron, entonces el muchacho quedó muy sorprendido  y les desveló casi todo lo que querían saber. Por el tamaño de las alas de Ra, supo que era el esperado hijo de los reyes y que por lo tanto ahora él era el rey, y por el reflejo negro del ala morada de Rea supo que era hija de Jinx. Les contó que Jinx era quien había hecho todo eso y que hasta que no muriera no acabaría el temor del poblado. 
Entonces fueron en su busca. Con la ayuda de todo el pueblo encontraron el escondite, que era una cueva escondida tras una cascada. Pero al llegar no le vieron, su ejército estaba allí formado pero ¿y su líder?. 
Entonces empezaron a sonar los tambores y los atabaques, todo el pueblo estaba preparado con los berimbaus. Y apareció el líder.  El pueblo empezó a luchar contra el ejército, pero Ra y Rea esperaron a que Jinx se les acercase. Éste quedó algo aturdido al reconocer a su hija, era incapaz de hacerle daño, y para ella tampoco era fácil, pero Ra tenía la rabia acumulada por la muerte de sus padres ya que ni tuvo la ocasión de conocerles, y más daño le hizo saber que lo enviaron a la tierra para protegerlo de ese monstruo. Todo eso por simple despecho. Empezó la lucha entre Ra y Jinx, los dos eran muy buenos aunque Ra era más joven y Jinx tenía más práctica. En un segundo de despiste Jinx le dio a Ra en una costilla con el berimbau. Ra se levantó y le dió una patada en la boca. Rea simplemente gritaba que por favor parasen, que pensasen bien las cosas. Entonces apareció Silvermoon en brazos de Drizzt. Al ver eso, Jinx se enfureció y perdió el control y fue el momento. Rea misma fue quien le clavó  una piedra afilada en el corazón, entonces las alas de Jinx se plegaron y el ejercitó se desvaneció en polvo y humo. El pueblo empezó a chillar de alegria y aclamaron a  su nuevo rey. En ese momento se desplegaron las alas de Rea y de Ra, se acabaron, ya no eran simples tatuajes. Entonces Ra se arrodilló y pidió  a Rea que fuese su reina para siempre en ese precioso lugar llamado Gothéltic. 
Silvermoon se casó con Drizzt, y Ra y Rea concebieron un pequeño príncipe al que llamaron Rajú, en honor al dios que provoca los eclipses. Y desde entonces, cada semana hay un eclipse y cada día se respira felicidad en Gothéltic.





Telluna.

LA CASA ABANDONADA




Me llamo Lucian Jones, y a continuación os voy a contar una historia que cambió mi vida.
Todo empezó cuando tenía 18 años, ese año yo y mi familia nos mudamos a Palma de Mallorca. Yo no quería hacerlo, ya que en mi antiguo hogar dejé mis amistades y el colegio, donde era bastante popular. Al llegar a la casa lo primero que hicimos yo y mi hermana Alicia fue pelearnos, como solía ser habitual , por elegir las habitaciones,que estaban en el primer piso. Al final la habitación que  me tocó tenía una gran ventana que daba a la calle y justo enfrente tenía la ventana de una casa  abandonada. Eso me llamó mucho la atención.
El primer día de colegio me intengré en un grupo de amigos, uno de ellos, Kraven, vivía  a dos calles de la mía, así que íbamos y veníamos juntos del colegio. 
Al día siguiente le comenté haber si sabía algo sobre esa casa, y dijo que hacía años se incendió y murió la familia que vivía en ella. Eso me dio escalofríos. 
Semanas más tarde me hice muy amigo de una chica, se llamaba Anastasia, y también formaba parte del grupo. Era algo mística, creía en muchas cosas y le encantaban las historias de fantasmas, así que le dije la curiosidad que tenía en la casa. Dijo que esa tarde podríamos ir y colarnos en ella. A mí  no me parecía muy buena idea pero me apetecía, simple curiosidad.
Fuimos ella, Kraven y yo. Estaba llena de polvo, cenizas y quedaban algunas pertenencias de los antiguos inquilinos. Quienes quieran que fueran los que llevaron el caso del incendio, dejaron allí muchas cosas o se las hicieron dejar. 
Encontramos una fotografía, en ella estaba la familia: un padre, una madre, un hijo y una hija. La hija era bellísima. 
Después de cotillear todas las habitaciones decidimos irnos, pero quedamos en que intentaríamos hacer una ouija para comunicarnos con los fantasmas.
Esa noche al mirar por la ventana, vi en la casa de enfrente una sombra. No pude dormir.
Al día siguiente se lo dije a Kraven y a Anastasia, y dijeron que debíamos hacer la ouija cuanto antes. Nos pilló en época de exámenes así que de momento no teníamos ningún día fijado para hacerla. Pasaron las semanas, y cada noche veía esa sombra más cerca de la ventana. Hasta que un día vimos verjas rodeando la casa, iban a derribarla.
Debíamos darnos prisa, así  que esa misma tarde hicimos la ouija. Preguntamos a los fantasmas haber si estaban allí , si daban un golpe era un sí. Lo dieron. Les pedimos si les sabía mal que los hubiesemos llamado, dos golpes era un no. Dieron dos golpes. Preguntamos si podían aparecer para que hablasemos más tranquilamente. Dieron un golpe. 
En unos instantes tuvimos a los cuatro miembros de la familia allí delante. A mi me dio bastante miedo, llevaban la ropa quemada, y tenían la cara muy pálida y manchada. Se ve que murieron por el humo, no por el fuego. Los bomberos debieron llegar justo para que no se derrumbara la casa del todo. Y les dio tiempo a sacarlos sin quemaduras graves. A pesar de la ropa o el aspecto, seguía creyendo que la muchacha era preciosa. 
Les pedimos cuál era su linaje, eran la familia Smith. Nos pidieron ayuda, no querían que derribaran su hogar, teníamos que hacer algo. Les dijimos que volveríamos por allí al tener nuevas noticias.
Todo era muy extraño, esa noche volví a mirar por la ventana, y los vi a los cuatro, allí asomados, mirándome con cara de preocupación. No supe qué hacer así que moví la mano  a modo de ''buenas noches'' e hicieron lo mismo.
Mi padre trabajaba en el ayuntamiento, así que le pedí haber qué se tenía pensado hacer en la casa de enfrente. Me dijo que aún no se sabía y que por qué me interesaba tanto.
Lo teníamos crudo. Al día siguiente se empezaron a llevar máquinas a la casa, fuimos a ver a la familia por la tarde. Se me ocurrió algo. Les dije que si venía algun obrero a encender las máquinas, que no permitieran que arrancase la máquina, tenían poder para hacerlo. Me dieron las gracias y dijeron que lo intentarían. 
Esa noche no pude parar de pensar. Algo les mantenía aquí en la tierra, era esa casa, ¿qué podía haber en ella que no dejaba que se marchasen? Me asomé a la ventana, necesitaba hablar con ellos, me dijeron que fuese, así que me puse una bata y salí silenciosamente de mi casa, me recibieron abajo pero subimos arriba para conversar con más comodidad y tranquilidad. Entonces les pregunté haber si no se iban de allí por algún motivo, y se enfurecieron. Empezó a formarse un tornado dentro de la sala en la que nos encontrábamos. Yo intenté mantener la calma, cerré los ojos, y al abrirlos me encontraba solo y a oscuras. Decidí registrar un poco la casa, ya que la otra vez con Anastasia y Kraven lo hicimos por encima a causa del terror. 
Localicé una especie de trampilla en el techo, tiré del hilo para subir por las escaleras de ésta. Subí, y me encontraba en una habitación infantil, con una cuna, peluches... Parece que el incendio no llegó allí. Estaba todo como nuevo, aunque lleno de polvo. Me acerqué a la cuna y casi me desmayo. Allí había el esqueleto de un bebé. Parece ser que los bomberos no lo vieron o algo así, no me lo explicaba. Entonces oí los balbuceos de un bebé, me giré y en la esquina había una preciosa criaturita jugando con un sonajero. Era un fantasma, pero no producía ningún terror, producía lástima. Me acerqué y me sonrió. Lo cogí y bajé dónde había estado intentando hablar con la familia. Allí estaban de nuevo los cuatro. Al ver al niño se acercaron corriendo y con lágrimas en los ojos. Eso era  lo que los mantenía allí. Ahora lo entendía todo. De repente se hizo la luz en la habitación, y vinieron a despedirse uno a uno. La madre con el bebé primero, me agradeció de corazón que hubiera encontrado a su niño, y el bebé me toco la mejilla a modo de agradecimiento también, yo le besé la diminuta mano. Luego vinieron el padre con el hijo mediano, me dieron la mano y también me agradecieron mi hallazgo. Y por último y en este caso lo más importante, la hija , esa hermosura me abrazó y me susurró al oído que me estaría esperando allí arriba. Eso me puso la piel de gallina pero me alegró porqué eso significaba que sentía lo mismo que yo, que no era poco. 
Y entonces vi desaparecer a esa pobre familia, que ahora debían ser los más felices del mundo, y yo realmente también estaba feliz.
Me quedé durante un buen rato allí en el suelo observando esa foto de familia que se debieron tomar antes de que naciera el pequeñajo. La observé a ella. Y pensé y pensé. Por cierto, ¿cuál era su nombre?








Telluna.

IMPOSSIBLE (catalán).

Milions de persones es diuen a diari que s'estimen, doncs no pot ser mai que el que jo sent per tu sigui estimació, perquè és impossible que algú senti el mateix que sent jo ara, perquè es indescriptible, massa bo, irreal, com un somni. 
  Telluna.                                                

MI OTRA VIDA



Me llamo Violeta, tenía 17 años, y una gran familia. Amaba mi vida. Me llevaba genial con todo el mundo, o casi con todo el mundo, tenía grandes amigos y estaba enamorada. ¿Qué más podía pedir?.
Estaba a punto de llegar el gran día, aunque para mí todos los días eran grandes, pero me refiero a la excursión y a la acampada. Sólo íbamos los alumnos con excelente comportamiento, y con la suerte que tenía, dentro de esos alumnos se incluían mis amigos y mi hermano Ángel. Sí, iba a clase con mi hermano. Él tenía 15 años, yo era repetidora, aunque no me arrepentía de haber repetido, de no haber sido así no habría tenido tantísimos buenos amigos, ni mi capacidad de relacionarme tan desarrollada. En resumen, nunca me quejaba de nada.
El día anterior a la acampada me lo pasé hablando por Skype con mi mejor amigo Víctor, del que estaba enamorada, y no sabía si él sentía lo mismo, aunque el no saberlo era lo que me gustaba,  no tenía ninguna prisa por enterarme, porqué así vivía con más ilusión. Hablamos de qué llevaríamos y yo, como solía ser normal, me estresaba mucho, en cambio él, para nada. Si es que estábamos hechos el uno para el otro. Finalmente, a las  doce de la madrugada nos despedimos pero no pude  pegar ojo.
Al fin llegó el gran día. Los alumnos que no podían venir nos miraron de reojo al llegar al colegio y ponían unas caras... Pobrecillos, me sabía poner en su lugar, y los entendía, pero también pensaba que no era mi culpa que se hubieran portado mal a lo largo del curso, así que eso no me quitó para nada las ganas de ir  y disfrutar. 
Cuando llegó el bus menos mal que Víctor me llamó, porqué  yo estaba fantaseando con que él se colaba en mi tienda de noche y dormíamos juntitos y abrazados. Él se rió de mi empanamiento mental y a continuación me pidió que nos sentáramos juntos, no lo pensé dos veces, le dije  que sí de inmediato, pero no me acordé de que le dije a Luna que me sentaría con ella. Cuando entró en el bus y me vio sentada con Víctor me dirigió una mirada asesina encantadora. Eso me arruinó un poquito el viaje pero estaba demasiado contenta como para darle más importancia.
Y empezó el viaje, me encontraba muy a gusto a su lado, nos daba el sol de pleno,  y eso hacía que cuando  me miraba éste le diera en los ojos y se los hiciera de un color miel que me encantaba. Era perfecto todo. Volvía a fantasear... Me sacó de mi aturdimiento un ruido que provenía del walkie-talkie del conductor. Parecía haber problemas por la carretera en la cual estábamos adentrándonos. De repente tuve un mal presentimiento. 
Entonces vi una gran limusina negra en medio de la carretera, pero no estaba viniendo ni yendo, estaba de lado ocupando así toda la vía. Al conductor no le dio tiempo a frenar y...
Chocamos contra la limusina. De inmediato cogí de la mano a Víctor, él se giró rápidamente hacia mí intentando decir algo, ojalá fuera un ''te quiero'', pero yo le miré a los ojos, dónde no quedaba ya ningún rastro de luz. Y entonces todo se volvió muy oscuro pero de repente todo muy brillante, demasiado.
Me sentía muy extraña, vacía de alguna manera, parecía no estar en mi cuerpo. Y no lo estaba. Por un momento desapareció el brillo que no me permitía ver hacía un momento y me vi a mí, cogida de la mano de Víctor y a Víctor con los ojos cerrados y su cabeza estaba girada hacia a mí y su boca abierta, pero respiraba. Ángel estaba despierto pero algo ensangrentado, menos mal. La profesora se estaba quitando el cinturón para comprobar qué daños habíamos sufrido todos. El conductor tenía la cabeza apoyada sobre el volante. Menudo accidente, y menudo día para tenerlo.
De repente vi algo a mi lado, una sombra, que se iba volviendo más clara por segundos. Era Álex, una de mis mejores amigas, en ese momento empecé a llorar sin lágrimas. ¿Por qué nosotras? Suponía que no sabría la respuesta en lo que me quedaba de eternidad imaginaba. Nos había tocado suponía, pero ¿por qué no veíamos la luz como en las películas? Era todo muy extraño. Yo veía muchas series de fantasmas, así que imaginaba que nos quedaba algo pendiente en la tierra. A mí me quedaba Víctor. 
Yo y Álex queríamos asegurarnos de que todo estaba bien así que decidimos ir cada una con quién le importaba y ya nos veríamos más tarde. 
No me separé de Ángel y Víctor. Mis pensamientos iban muy pero que muy rápido. En el momento que estaba pensando en ellos pensaba también que quería aprender a comunicarme con ellos, quería informarme de alguna manera de qué podía hacer y qué no. De momento sabía que yo podía verlo todo y nadie podía verme a mí, excepto Álex. 
En poco tiempo descubrí que bastaba con querer ir a algún sitio y me tele-transportaba al instante. Esa habilidad me gustó mucho, me ahorraba tiempo, aunque era algo estúpido, ya que tenía todo el tiempo del mundo y no me cansaba haciendo nada.
Me tele-transporté al hospital, donde se encontraba Víctor. No me separé de su lado ya que sabía que Ángel se encontraba a salvo en casa e imaginé que estaría llorando y comunicando al resto de mi familia mi fallecimiento, así que preferí no ver éso y quedarme al lado de Víctor, sentía como si pudiera protegerlo.
Llegó su madre, con su hermano, no estaban llorando ya que él estaba a salvo, pero querían estar allí para cuando él se despertara, lo mismo que yo vamos. Y despertó, enseguida preguntó por mí y eso me llenó de felicidad y tristeza a la vez.
Yo decía ''estoy aquí'', pero no podía oírme, y eso me lleno de rabia. La rabia permaneció en mi de una manera controlable, como si pudiera guardarla y  utilizarla para algo. Pensé y  la dirigí hacia un ramo de flores que había sobre la mesilla, todas se marchitaron. Él se las quedó mirando, y no necesitó respuesta a su pregunta. Entonces empezó a golpear la cama y su madre intentó detenerlo. Víctor se levantó y se dirigió hacia la ventana, sacó la cabeza y gritó mi nombre, eso me llenó de pena, también podía guardarla. 
Víctor ya se encontraba en casa, cuando llegó se tumbó sobre su cama, pensativo, me entraron ganas de tumbarme a su lado, sé que he dicho que no me solía quejar, en mi vida fantasmal sí lo hacía, y mucho. 
Él iba a ducharse, así que decidí ir a mi casa para ver cómo iba la cosa. 
Al entrar, mis  perros se pusieron muy contentos de repente y empezaron a ladrar felices. Mi hermano los observó y supo qué quería decir eso. Entonces dijo mi nombre y miró a los lados. Me di cuenta  de que aunque lo que me guarde para utilizar sea pena, no importa  que para lo que la use sea algo alegre. Así que utilicé la pena que había  guardado antes para coger de la mano a mi hermano. Él alegró su rostro aunque le cayeron lágrimas. Yo hubiese hecho lo mismo, nos parecíamos mucho, y sabía que él creía tanto como yo en los fantasmas, y sabía que yo estaba allí a su lado, cogiéndolo de la mano. Qué pena que Víctor no creyera tanto como él. Despedirme de él para ir a otra vida no iba a ser fácil. Decidí pedir ayuda a mi hermano para que le transmitiera el mensaje. 
Al decidir eso pensé que tenía que encontrar a Álex, ya que dos cabezas piensan más que una, aunque esta una piense tan rápida y abiertamente como la mía. Me di cuenta de que no tenía ni idea de dónde se encontraba Álex, y eso me estresó muchísimo. Salí fuera de mi casa y me dirigí andando a casa de Álex para ver si la encontraba. No estaba allí y me senté fuera, en la acera. Miré al frente, y vi apoyada en un árbol a una mujer con una capa con capucha negra, parecía ser de los míos, ya que me estaba mirando fijamente. Decidí acercarme, a lo mejor podía ayudarme. Y lo hizo. Me explicó  muchas cosas que podía hacer, y muchas otras que no. Podía utilizar mi energía para hacer muchas cosas, todo era mental, no hacia falta acumular pena o rabia. Me enseñó a hacerlo. Le di mil gracias y le deseé suerte. 
Como todavía no sabía dónde estaba Álex decidí ir a casa de Luna, con quien estaba peleada cuando fallecí. Al encontrarme delante de su casa miré por el gran ventanal que había en la entrada. Ella estaba sentada en el sofá llorando y explicando a su madre lo mucho que sentía no  haberse podido despedir de mí antes del accidente. Me supo  mal. Así que añadí eso a la lista de cosas que iba a encargar a mi hermano que dijera en mi nombre.
Fui al lugar del accidente, donde me  había separado de Álex. Allí estaba ella sentada, triste y pensativa. Le pedí que qué  le ocurría, y me contó que su familia estaba muy triste, yo le contesté  que lo raro hubiese sido que no lo hubiera estado, que se les pasaría con el tiempo. 
A Álex le llegó la hora de pasar a otra vida, ya que lo único que tenía pendiente en la tierra era despedirse de su familia, y ya lo había hecho. Me dijo que alguien del otro lado  le estaba diciendo que podía elegir quedarse más tiempo en la tierra, que podía cruzar cuando quisiera, pero le dije que pasara, que aquí todo era muy duro así que le dije ''hasta luego''.
Me fui a casa, donde mi hermano estaba en el ordenador mirando fotos de cuando éramos pequeños. Decidí comunicarme con él. Lo hice poniendo la pantalla en negro y escribiendo ''soy Violeta, ¿puedo aparecer sin que te asustes?''. Se lo pedí ya que sabía que él era algo miedica con estos temas. Contestó que por supuesto. Y aparecí, eso sí que agotaba algo. Se alegró mucho de verme. Intentó abrazarme pero sus brazos me traspasaron, yo todavía no tenía la experiencia como para hacerlo, pero seguro que era todavía más agotador. 
Estuvimos charlando un rato. Oí como mi madre le  preguntaba que con quién estaba hablando, pero le pedí que no le dijera nada de momento. Le conté mi plan para comunicarme con Víctor y con Luna. Dijo que pensarían que estaba loco pero le dije que yo podía aparecer para demostrarles que era cierto. Me preguntó que por qué no les aparecía y punto, y la respuesta era para no darles un susto de muerte.
Yo y Ángel nos dirigimos a casa de Luna. Mi hermano le contó de mi parte que  no pasaba nada por su enfado antes del accidente, que había sido mi culpa y que lo olvidara. A Luna le dio algo de respeto burlarse de mi hermano sobre un tema así,  pero le dijo a Ángel que le costaba creerlo. Mi hermano le dio la opción de que yo apareciera, pero Luna dijo que no hacía falta. Que le creía.
Me quité un peso de encima.
A continuación nos dirigimos a casa de Víctor, pero a él no le dio el mismo respeto. Le dijo a mi hermano que estaba loco, que no era posible, entonces aparecí. Víctor se desmayó. Ángel le mojó la cara y se despertó. Se quedó boquiabierto, mirándome. La sensación que me dio me permitió volverme sólida para abrazarle con fuerza. Me dijo que me  quería, y eso me dio fuerzas para permanecer sólida durante  un rato más. Le dije que a partir de ahora creyera a mi hermano, que siempre solía tener razón y nunca mentía. 
Entonces vi la luz, pero algo no me permitió marcharme. Un presentimiento, un mal presentimiento. Decidí quedarme a la espera de qué ocurriría.
Esa noche permanecí sentada junto a Víctor mientras él dormía. Cuando despertó no podía verme, pero me hice visible para decirle que tuviera cuidado, que algo malo estaba a punto de pasar. 
Se fue andando al cole. No  me separé de su lado. Cuando terminaron las clases lo estaba esperando. Fuimos juntos a su casa, y cuando estaba en la esquina de ésta un coche se abalanzó sobre él. Intenté empujarle para salvarlo, pero no pude, lo traspasé. Entonces me acordé de lo que me dijo la mujer de la capa con capucha negra. Esa mujer me dijo que no podemos cambiar lo que tiene que pasar. No podía creerlo, me dio muchísima pena, pero no pude evitar pensar que tal vez  así podríamos estar juntos eternamente. Y en ese momento vi salir su alma de su cuerpo, y vino a mi lado. Me dijo que todavía no veía la luz, y le contesté que no se preocupara, que solo debía despedirse de su familia. Yo también quería despedirme de mi hermano, y así lo hicimos.
Después de despedirnos los dos vimos la luz, y cruzamos. Nos encontrábamos en una playa, nuestra playa, esa tan preciosa donde habíamos vivido tantos maravillosos momentos de nuestra amistad, estaba lloviendo, y había una luna como  jamás la había visto, enorme y blanca, preciosa. Entonces se acercó hacia nosotros un grupo de gente, donde se encontraban Álex, mis abuelos, sus abuelos y un hombre de pelo y barba largos y blancos. También había animales, entre los cuales estaba mi antiguo hámster y su antiguo perro. ¡Qué felicidad me entró! 
El hombre nos dijo que podíamos elegir entre volver a nacer en ese mismo  momento, o permanecer en esa isla llevando una vida ''normal'' con nuestra familia y renacer cuando quisiéramos.
Está claro lo que elegimos. Decidimos estar juntos eternamente.




Telluna.