martes, 19 de junio de 2012

NO APAREZCAS


Mi nombre es Mar, y a continuación os voy a contar lo mejor que me ha pasado en la vida y ...lo peor.
Todo empieza un 30 de mayo en que yo y Víctor, mi pareja, decidimos ir al cine. No recuerdo muy bien porqué, pero de vuelta a su casa empezamos a discutir, espero que fuese algo importante. Lo recuerdo muy furioso y sé que se giró para mirarme y nos iluminó una potente luz. No me dio tiempo a girar la vista, nos mirábamos intensamente y... Un enorme tráiler chocó contra nosotros.
Cuando desperté estaba en el hospital, lo primero que hice fue preguntar a la enfermera por mi novio. No quería decírmelo, pero tampoco hizo falta, había muerto. En ese momento quedé mentalmente sorda. No oía nada de las explicaciones de la enfermera, entonces, comencé a llorar desconsoladamente. ¿Qué iba a ser de mí sin él? Le quería muchísimo. ¿Por qué discutíamos? ¿Por qué nuestra última conversación fue gritarnos el uno al otro? ¿Fue esa discusión la causante de ese gran accidente? ¿Acabó con alguna vida más? Algunas de esas preguntas quedarían por siempre jamás sin respuesta alguna.
Tenía que quedarme en observación unos cuantos días más, no quería comer ni beber, nada tenía sentido. Mis padres y el resto de mi familia no podían venir a visitarme porque estaban de viaje y nadie había podido contactar con ellos. Ya me preocuparía en otro momento de llamarles y contarles la fatalidad.
Mientras pensaba en todo eso alguien tocó a la puerta de mi habitación. Era un desconocido, debía tener mi edad y más o menos mi estatura, tenía un cuerpo bastante atlético, diría que de nadador por su ancha espalda, sus ojos eran penetrantes pero dulces, y sus labios dejaban ver la sonrisa más encantadora que jamás había visto. Hubiese jurado que me había muerto porque sin duda estaba viendo a un ángel.
Quedé más embobada que de costumbre y el joven me pedía perdón porque se había equivocado de habitación, buscaba a su hermano pequeño, preguntó por mi situación y parecía muy atento y amable.
Los días que siguieron me trajo flores y algún detalle más y se quedaba conmigo todo el tiempo que podía, me hacía sentir viva. Entonces me di cuenta de que ni siquiera le había preguntado por su hermano, el cual hacía ya varios días que se encontraba a salvo en casa, sólo había sufrido una pequeña contusión a causa de un golpe en la cabeza en un partido de baloncesto, así que si venía cada día era única y exclusivamente por mí. Yo me estaba enamorando y parecía que lo nuestro podía funcionar.
Entonces iniciamos una relación en la cual me sentía plenamente feliz. Todo iba viento en popa, se mudó a mi piso y empezamos a ahorrar para comprar una nueva y bonita casa. Pero algo empezó a ir mal, el piso en el que vivíamos era en el que yo había compartido tantos momentos, buenos y malos, con Víctor y aunque vivir allí no parecía importarle a Marcos, mi nueva pareja, a mi me empezó a incomodar.
Tenía un cajón con mis recuerdos de Víctor, y un día cualquiera lo abrí por casualidad y me sentí observada por todas las imágenes. En ellas Víctor parecía cambiar la expresión, de una sonrisa a una intensa mirada de aviso, como si no quisiera que siguiera con Marcos.
De momento no le dije nada a este, pero la cosa empeoró. Me estaba duchando y al secarme vi en el espejo lleno de vaho algo escrito:
Te quiero
Víctor

Entonces empecé a chillar y a llorar desconsoladamente y Marcos acudió a mí rápidamente. Y vio aquello. Se disgustó un poco al ver que no se lo había dicho antes.
Fuimos al psicólogo, el cual nos dijo que era algo normal en mi, ya que para mí había sido una gran pérdida y mi subconsciente podía crear esa clase de cosas, pero no se explicó que Marcos también lo viera. Dedujo que yo misma lo había escrito inconscientemente, pero yo estaba segura de que no había sido así. Lo único que me consolaba era que Marcos confiaba en mí, y eso era lo único realmente importante; así que dejamos de acudir a aquel hombre, y deseamos que todo pasara.
No sucedió nada importante en las semanas venideras, sólo que me despertaba a media noche asustada y chillando y eso preocupaba mucho a Marcos.
Entonces, un sábado por la tarde decidimos mirar una película. De repente se cortó la imagen y empezaron a aparecer imágenes de los viajes que realizamos juntos yo y Víctor y sonó nuestra canción ''Wherever you will go'' (donde quiera que vayas) de ''The Calling''; yo quedé petrificada, y cuando mi cuerpo me lo permitió me giré hacia Marcos, que de repente era Víctor y me caí del sofá. Entonces vi a Marcos sobre mí ayudándome a levantar del suelo. Él también había visto lo ocurrido en el televisor. No sabíamos qué hacer.
No tuve apetito para cenar y Marcos tampoco. Fuimos a la cama muy pronto y nos sentamos a charlar; se quedó a mi lado despierto hasta que conseguí conciliar el sueño. Entonces oí un ruido, la puerta del aseo de la habitación se abrió y vi aparecer a Víctor, le grité que se marchase pero estaba allí de pie con una cara inexpresiva. Mi grito despertó a Marcos el cual también quedó inexpresivo pero tuvo coraje para dirigirse a Víctor y explicarle lo incómoda que resultaba la situación con él apareciendo y desapareciendo. Cuando Marcos acabó su explicación, vino a mi lado y los dos miramos fijamente a Víctor esperando a que respondiera o a que se marchase. Entonces pasó lo inesperado; me dijo que me quería muchísimo y que necesitaba mi perdón, imagino que por la discusión, para poder marchar tranquilo, y a Marcos le dijo que sentía mucho su comportamiento hacia nuestra relación.
Marcos también lo perdonó y le prometió cuidar de mí y no hacerme daño nunca. Entonces Víctor nos sonrió y la habitación se heló y se iluminó, y todo se hubo acabado para siempre.
Años más tardé yo y Marcos nos casamos y fuimos muy felices. Tuvimos un hijo, al que llamamos Víctor.
Entonces un día decidí abrir ese cajón dedicado a Víctor en el que las fotografías que me habían aterrado tanto un día ahora me producían una enorme satisfacción al ver que en ellas Víctor no aparecía ni sonriendo ni serio, sino que aparecía iluminado por una enorme alegría al ver que había cuidado de mí y que yo era feliz.


Telluna.

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