martes, 19 de junio de 2012
LA CASA ABANDONADA
Me llamo Lucian Jones, y a continuación os voy a contar una historia que cambió mi vida.
Todo empezó cuando tenía 18 años, ese año yo y mi familia nos mudamos a Palma de Mallorca. Yo no quería hacerlo, ya que en mi antiguo hogar dejé mis amistades y el colegio, donde era bastante popular. Al llegar a la casa lo primero que hicimos yo y mi hermana Alicia fue pelearnos, como solía ser habitual , por elegir las habitaciones,que estaban en el primer piso. Al final la habitación que me tocó tenía una gran ventana que daba a la calle y justo enfrente tenía la ventana de una casa abandonada. Eso me llamó mucho la atención.
El primer día de colegio me intengré en un grupo de amigos, uno de ellos, Kraven, vivía a dos calles de la mía, así que íbamos y veníamos juntos del colegio.
Al día siguiente le comenté haber si sabía algo sobre esa casa, y dijo que hacía años se incendió y murió la familia que vivía en ella. Eso me dio escalofríos.
Semanas más tarde me hice muy amigo de una chica, se llamaba Anastasia, y también formaba parte del grupo. Era algo mística, creía en muchas cosas y le encantaban las historias de fantasmas, así que le dije la curiosidad que tenía en la casa. Dijo que esa tarde podríamos ir y colarnos en ella. A mí no me parecía muy buena idea pero me apetecía, simple curiosidad.
Fuimos ella, Kraven y yo. Estaba llena de polvo, cenizas y quedaban algunas pertenencias de los antiguos inquilinos. Quienes quieran que fueran los que llevaron el caso del incendio, dejaron allí muchas cosas o se las hicieron dejar.
Encontramos una fotografía, en ella estaba la familia: un padre, una madre, un hijo y una hija. La hija era bellísima.
Después de cotillear todas las habitaciones decidimos irnos, pero quedamos en que intentaríamos hacer una ouija para comunicarnos con los fantasmas.
Esa noche al mirar por la ventana, vi en la casa de enfrente una sombra. No pude dormir.
Al día siguiente se lo dije a Kraven y a Anastasia, y dijeron que debíamos hacer la ouija cuanto antes. Nos pilló en época de exámenes así que de momento no teníamos ningún día fijado para hacerla. Pasaron las semanas, y cada noche veía esa sombra más cerca de la ventana. Hasta que un día vimos verjas rodeando la casa, iban a derribarla.
Debíamos darnos prisa, así que esa misma tarde hicimos la ouija. Preguntamos a los fantasmas haber si estaban allí , si daban un golpe era un sí. Lo dieron. Les pedimos si les sabía mal que los hubiesemos llamado, dos golpes era un no. Dieron dos golpes. Preguntamos si podían aparecer para que hablasemos más tranquilamente. Dieron un golpe.
En unos instantes tuvimos a los cuatro miembros de la familia allí delante. A mi me dio bastante miedo, llevaban la ropa quemada, y tenían la cara muy pálida y manchada. Se ve que murieron por el humo, no por el fuego. Los bomberos debieron llegar justo para que no se derrumbara la casa del todo. Y les dio tiempo a sacarlos sin quemaduras graves. A pesar de la ropa o el aspecto, seguía creyendo que la muchacha era preciosa.
Les pedimos cuál era su linaje, eran la familia Smith. Nos pidieron ayuda, no querían que derribaran su hogar, teníamos que hacer algo. Les dijimos que volveríamos por allí al tener nuevas noticias.
Todo era muy extraño, esa noche volví a mirar por la ventana, y los vi a los cuatro, allí asomados, mirándome con cara de preocupación. No supe qué hacer así que moví la mano a modo de ''buenas noches'' e hicieron lo mismo.
Mi padre trabajaba en el ayuntamiento, así que le pedí haber qué se tenía pensado hacer en la casa de enfrente. Me dijo que aún no se sabía y que por qué me interesaba tanto.
Lo teníamos crudo. Al día siguiente se empezaron a llevar máquinas a la casa, fuimos a ver a la familia por la tarde. Se me ocurrió algo. Les dije que si venía algun obrero a encender las máquinas, que no permitieran que arrancase la máquina, tenían poder para hacerlo. Me dieron las gracias y dijeron que lo intentarían.
Esa noche no pude parar de pensar. Algo les mantenía aquí en la tierra, era esa casa, ¿qué podía haber en ella que no dejaba que se marchasen? Me asomé a la ventana, necesitaba hablar con ellos, me dijeron que fuese, así que me puse una bata y salí silenciosamente de mi casa, me recibieron abajo pero subimos arriba para conversar con más comodidad y tranquilidad. Entonces les pregunté haber si no se iban de allí por algún motivo, y se enfurecieron. Empezó a formarse un tornado dentro de la sala en la que nos encontrábamos. Yo intenté mantener la calma, cerré los ojos, y al abrirlos me encontraba solo y a oscuras. Decidí registrar un poco la casa, ya que la otra vez con Anastasia y Kraven lo hicimos por encima a causa del terror.
Localicé una especie de trampilla en el techo, tiré del hilo para subir por las escaleras de ésta. Subí, y me encontraba en una habitación infantil, con una cuna, peluches... Parece que el incendio no llegó allí. Estaba todo como nuevo, aunque lleno de polvo. Me acerqué a la cuna y casi me desmayo. Allí había el esqueleto de un bebé. Parece ser que los bomberos no lo vieron o algo así, no me lo explicaba. Entonces oí los balbuceos de un bebé, me giré y en la esquina había una preciosa criaturita jugando con un sonajero. Era un fantasma, pero no producía ningún terror, producía lástima. Me acerqué y me sonrió. Lo cogí y bajé dónde había estado intentando hablar con la familia. Allí estaban de nuevo los cuatro. Al ver al niño se acercaron corriendo y con lágrimas en los ojos. Eso era lo que los mantenía allí. Ahora lo entendía todo. De repente se hizo la luz en la habitación, y vinieron a despedirse uno a uno. La madre con el bebé primero, me agradeció de corazón que hubiera encontrado a su niño, y el bebé me toco la mejilla a modo de agradecimiento también, yo le besé la diminuta mano. Luego vinieron el padre con el hijo mediano, me dieron la mano y también me agradecieron mi hallazgo. Y por último y en este caso lo más importante, la hija , esa hermosura me abrazó y me susurró al oído que me estaría esperando allí arriba. Eso me puso la piel de gallina pero me alegró porqué eso significaba que sentía lo mismo que yo, que no era poco.
Y entonces vi desaparecer a esa pobre familia, que ahora debían ser los más felices del mundo, y yo realmente también estaba feliz.
Me quedé durante un buen rato allí en el suelo observando esa foto de familia que se debieron tomar antes de que naciera el pequeñajo. La observé a ella. Y pensé y pensé. Por cierto, ¿cuál era su nombre?
Telluna.
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